viernes, 26 de agosto de 2011

Edmond-François Calvo.

Este es un pequeño homenaje a uno de esos maravillosos artistas gráficos
que sin ellos saberlo contribuyeron a nuestra educación estética, en tiempos iniciáticos.
La revista argentina "Billiken" publicaba entre tantas otras historietas infantiles "levantadas" de publicaciones extranjeras, en la década del 50, los trabajos de este señor del que muchos años después logré conocer el nombre, y que nos introducía en la verdadera naturaleza de los materiales gracias a su tremendo virtuosismo en el manejo de la pluma y la tinta china.  Las rajaduras de las maderas, las plumas de los pájaros, los clavos retorcidos, la corteza de los árboles, eran retratadas por una mirada subjetiva implacable.  Luego supe que lo mismo podía hacer con sus increíbles acuarelas.  Además, me introdujo en el misterio de la sombras.  Es que todas sus criaturas, al proyectar sombras densas y pesadas contra el suelo, se tornaban verosímiles, simplemente existían.
Acabo de publicar en Francia un libro, sobre textos de Michaux, inspirado y dedicado a él.
Gracias señor Calvo.